viernes, 29 de marzo de 2013

Un año más

Hoy no sabíamos si al final podríamos verte, el cielo dejaba caer algunas gotas a las 7 de la mañana. Bajamos con algo de incertidumbre, pero con un puñado de esperanza, ya que todos los años no nos fallas.
No había mucha gente congregada, al menos no tanta como otros años, los cofrades entraban y salían, otros miraban al cielo, como la mayoría, y así han pasado unos "tensos" minutos en los que no estaba nada claro, ni el cielo siquiera, pero como por arte de magia, en un rato, ha "escampado" y se ha decidido que al final salieráis, aunque alguna gota traviesa parecía amenazar... Los tambores han ocupado su lugar, casi delante nuestro, y han comenzado a sonar, rompiendo el silencio reinante, y eso indica que vas a salir, y aunque no recordaba quién aparecía antes,  primero lo has hecho tú, tan guapa como siempre, de riguroso negro, y es uno de mis momentos favoritos, por no decir el que más, cuando te veo salir, y veo tu cara, llena de dolor y pena...Te bajan con cuidado y te colocan a unos cuantos metros de nosotros, y esperamos a que salga tu hijo, yaciendo en su lecho, ese que tantas veces vi de cerca cuando era pequeña, y tocaba sus "heridas abiertas" con toda la inocencia de una niña...Los tambores siguen tocando, y entonces a ti te hacen "bailar" mientras bajan a tu hijo, y se coloca finalmente delante tuyo. Yo os observo con admiración, con orgullo,...y da comienzo el viacrucis.
Si me hubiera caído alguna lágrima no me hubiera importado, pero solo se me han encharcado un poquito los ojos, al ver de nuevo, como ya cerca de la Catedral, volvías a hacer el baile, pero esta vez, además, "caminabas" hacia tu hijo muerto, casi como si quisieras abrazarlo, y eso, acompañado de una bonita melodía de cornetas y tambores, y en un silencio sepulcral, nunca mejor dicho, ha sido lo más emocionante para mí: tú la absoluta protagonista.
Finalmente, os hemos visto entrar en la iglesia, y justo he pensado para mí "sólo estarás un ratito, por la noche, volverás a tu "casa"", a mi parroquia, la de toda la vida, que las pocas veces que la visito, me hace ilusión cuando te veo allí, nada más entrar, de frente, como si nos recibieras con los brazos abiertos.


A mi Virgen de la Soledad

No hay comentarios:

Publicar un comentario