martes, 28 de agosto de 2012

Con el corazón en un puño

Y triste, así me acostaba yo anoche, después de leer mi racioncita de Christian y Ana como cada noche. Suelo leer unas dos horas más o menos. Lo dejo cuando ya mi cabeza no coordina mucho las ideas, y por tanto, no lee bien las frases. También lo suelo dejar cuando he creído que he leído suficiente, y así me dura para más días...lo malo es que el final se está acercando...
Anoche me quedé en el trozo en que Ana "deja" a Christian (ya que está metida en el aún no sé si real secuestro de Mia y bajo las amenazas de Jack). No calculé bien, y debí dejar el libro en el momento en que Jack llamaba a Ana, pero como ví que aún era pronto, decidí avanzar, y me metí en otra trama intensa diría yo, y lo malo es que dejé a la parejita enfadada, y lo que es peor, "rota".
En el momento en que Ana le confirmaba a Christian que lo dejaba...yo...bueno....mi corazón se encogió de repente, y un ligero dolor ahí, en el pecho, me dejó toda derrumbada, como si por un momento, yo ocupara el papel protagonista y me sintiera traicionada por el amor de mi vida...
Es curioso ¿eh?, como una ficción puede calarte y removerte por dentro, y que tu estado de ánimo cambie de repente...
Quise avanzar en la lectura, pero temí que se alargara demasiado el "momento suspense/acción", y el momento "reconciliación" tardara en llegar, y encima no poder disfrutarlo debido a mi cansancio, así que lo dejé para esta noche, el cual espero ya impaciente.
Ayyyy, cuánto se sufre por nada ¿no?, y una que es sensiblona de naturaleza...más todavía.


Christian mirando por la ventana del dormitorio, pensando en lo ocurrido con Ana


(foto extraída de "Pinterest")

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